sábado, 26 de julio de 2014

ACADEMIA DE LAS LENGUAS AYMARA Y QUECHUA (1935-1965)

Mural de la Municipalidad Distrital de Acora (Puno)
 Del libro "Historia de la Educación en Puno", de José Portugal Catacora, extraemos la siguiente nota sobre la Academia que fundó Julián Palacíos Ríos en 1935, precediendo a la que se fundó en el Cusco en 1937.
Un selecto grupo de educadores primarios se reunió en 1935, en Puno, bajo la iniciativa del Maestro Julián Palacios para fundar la Academia de la Lengua Aymara. Ya este educador había insinuado crear la primera academia en Lima, en 1914, pero debido a su precaria permanencia no continuó su iniciativa [1].
Los fundadores de la academia que componían aquel grupo fueron Julián Palacios, Francisco Deza Galindo, Anselmo Molleapaza, Asunción Galindo y Nora Luz Díaz de Deza [2]; todos maestros primarios. Julián Palacios era un pozo de sabiduría de cuantos conocieron la cultura indígena; es lamentable que solo haya dejado pequeños opúsculos, los cuales, como la pedagogía de Manco Cápac, el Cancionero bilingüe para niños y el alfabeto en el que tuvo activa participación, los estudiamos en este mismo capítulo.
Francisco Deza, otro pionero de la educación rural que tiene una vasta experiencia en el trato con los sobrevivientes de las culturas antiguas y esperamos que dejará escrita las informaciones de su larga actuación magisterial.
Anselmo Molleapaza, cuzqueño de nacimiento y puneño de corazón, como él solía decir, dominaba las lenguas quechua y aymara y tenía una extraordinaria habilidad para llegar y entrar a la conciencia y al corazón del indio. Murió sin dejar nada escrito.
Asunción Galindo, la educadora por antonomasia de niños campesinos, habría sido menos maestra en la ciudad. Su dominio de la lengua aymara era excepcional.
Nora Luz Díaz de Deza, maestra que le seguía en vocación a Asunción Galindo. Su calidad cultural la elevó hasta las funciones del Ministerio de Educación. Ahora vive retirada del servicio. Ojalá  que con su esposo Juan Francisco Deza dejen algo escrito, no exclusivamente para que las futuras generaciones los conozcan, sino para que conozcan las características de las culturas que pueblan todavía el Altiplano.
Todos los fundadores tuvieron por lengua materna las lenguas nativas aymara unos y quechua otros, pero al final fueron trilingües. Es oportuno expresar que en los pueblos del interior y particularmente en el Altiplano, las lenguas nativas son la lengua que se hablaba en el seno de la familia y el castellano solo en público. De este modo muchos hablábamos hasta los 10 o 12 años solo aymara o quechua.
FUNCIONAMIENTO DE LA ACADEMIA
Fundada la Academia en 1935, en un ambiente honesto de silencio, sin estridencias publicitarias, sus integrantes trabajaron disciplinadamente en ambiente de laboratorio hasta 1939, en que la creación de las brigadas de culturización, de la cual fueron miembros, les abrió la oportunidad de hacer más funcional su labor. En 1942 publican su primer alfabeto, en 1952, tras un periodo de dispersión por las labores de la brigada, se reorganizan. Y en 1960 el Ministerio de Educación reconoce su existencia oficial por R.M. Nº 16052 del mes de octubre.
Primera Etapa. La Academia de las Lenguas Aymara y Quechua de Puno, fue una organización de estudio, a la manera de las primeras universidades de Padua y Boloña. Una congregación de hombres y mujeres, pequeña, pero dedicada al estudio de un aspecto específico del problema indígena, las lenguas maternas.
Uno de sus sobrevivientes, Francisco Deza Galindo cuenta que todos los domingos se reunían con una disciplina y responsabilidad poco comunes. No se posponía, por ninguna causa ningún domingo, ni el horario se retrasaba, ni ninguno faltaba, se servían como incentivo mental un coctel de huevo con jugo de frutas cítricas y luego empezaban a trabajar, desde las nueve de la mañana, hasta las doce del día.
Reunieron toda la bibliografía existente hasta entonces, particularmente las producciones antiguas como las obras de Bertonio o Diego Torres Rubio; estudiaban el problema, sistemática y progresivamente. Esta forma de trabajo de la primera etapa es interrumpió después de cuatro años de labor cuando se crean las Brigadas de Culturización, cuyo personal lo formaron todos.
Segunda etapa. Aunque aparentemente se interrumpieron las labores de la Academia, el hecho de que todos asumieran nuevas y similares funciones, solo cambió el sistema de trabajo de la Academia; pasando del estudio en laboratorio al de trabajo de campo en contacto con el propio elemento vivo, los campesinos [3].
Juan Francisco Deza se detuvo en la comunidad aymara de Qota Cuchu y Anselmo Mollepaza, en la comunidad quechua de Qollana, en las que ambos pusieron en práctica en el proceso de alfabetización el primer alfabeto que elaboraron. Y Asunción Galindo realiza su primera experiencia en la escuela de Ojherani con niños.
Estas comunidades fueron los laboratorios funcionales de investigación, donde se probó la eficacia de gran parte del alfabeto elaborado, incluyéndose nuevas innovaciones especialmente en lo que concierne a la escritura  de las palabras específicamente nativas. Después de esta labor cambian e intercambian correspondencia con los nativos, en los que encuentran una oportunidad más para hacer nuevas rectificaciones, observando la forma como escribían los que habían aprendido a leer y escribir.
Anselmo Molleapaza Coello, con sus alumnos.
Participó en las Brigadas de Culturización Indígena
en Puno y representó a Manco Capac en las primeras
 escenificaciones de la salida del Lago Titicaca.
Y finalmente, observaron cómo los naturales leían las directivas que, en su lengua repartían desde la brigada, sobre temas de trabajo agropecuario, salud y civismo, encontrando los síntomas inequívocos de la eficacia del alfabeto preparado.
En 1944, Deza es nombrado Jefe de la Colonia de Vilque Chico y el personal de la brigada se dispersa entrando la Academia en un estado de inevitable receso.
Tercera etapa. Después la Academia, se reorganizó en 1952 con el fin de seguir estudiando y perfeccionando el tema que los preocupaba. En esta tercera etapa se incrementa su personal con Eustaquio Aweranqa Rodríguez, Alberto Paniagua Daniells, Estanislao Arce, José Patrón, José Portugal Catacora y otros más; pero perdió en mucho su tónica inicial.
En esta etapa la labor se redujo a revisar los instrumentos preparados y publicados. En este periodo se logró el reconocimiento oficial de la Academia por Resolución Ministerial expedida en el mes de octubre de 1960, con la denominación de “Academia de las Lenguas Aymara y Quechua de Puno”.
Si bien esta última etapa la academia tuvo un funcionamiento irregular, en cambio ella ha tenido la virtud de crear una mística por el problema y una actitud ejemplar por el sistema de trabajo.
VALORACION PEDAGOGICA
Su carácter pionero. Podemos calificar sin reservas de pionera la labor realizada y la existencia misma de la Academia de las Lenguas Aborígenes de Puno. Si la iniciativa nació en Lima en 1914 por inspiración de la misma persona que la fundó veinte años más tarde, la Academia de Puno tuvo una gestación anterior a la del Cuzco, que se fundó posteriormente.
La Academia del Cuzco tuvo filiales. La de Lima fue filial del Cuzco, pero la de Puno, por las razones que exponemos no fue filial del Cuzco, no solo por la cuestión cronológica, sino porque la Academia de Puno estudió dos lenguas la Aymara y el Quechua, estableciendo  afinidades básicas y principios fonéticos comunes, aunque es de suponer que el Aymara es una lengua de una cultura anterior al mismo Quechua, la cual el Imperio Inca la mantuvo reducida al Collasuyo. Las toponimias del área andina hasta el Ecuador y Colombia en el norte y de Chile y Argentina en el sur, ofrecen expresiones testigo que sustentan esto. Por ejemplo, Ambato es españolización  de  amoato en el Ecuador  y Maury es el nombre de una variedad de peces en el lago Titicaca y así se llama un río en el sur.
Identificación con el castellano. La convivencia cultural de aborígenes y españoles durante cuatro siglos y medio ha producido inevitablemente un modo de expresarse en el que entra el vocabulario nativo y español en forma indiferenciada. Algunas voces han sido catalogadas como americanos o como peruanismos por Juan de Arona primero y últimamente por Martha Hildebrandt.
Este fenómeno de mezcla o combinación de vocabulario en el habla del hombre peruano, debe considerarse como base de disposición para pronunciar palabras nativas castellanas por el órgano vocal correspondiente. Por esta razón simple y comprensible a la vista, es que el alfabeto de las lenguas aborígenes debe ser lo más similar posible al del castellano y en la realización de este tipo de alfabeto ha acertado en forma indiscutible la Academia de Puno. El alfabeto que hemos comentado llena esta condición, diferenciándose en soloen doce fonemas que son inevitables de emplear para las palabras fuertes y guturales propia de las lenguas nativas.
Facilidad de su aprendizaje. Diríamos mejor, facilidad de su uso debido a que la lengua que se desea aprender incluye el  empleo de sonidos de otra lengua ya conocida. En este caso el castellano, que es la conocida en su escritura y las lenguas nativas cuya escritura no ha sido conocida, dígase porque no la tuvo o dejó de emplearse por falta de funcionalidad, ya que como hemos indicado en otros capítulos, existen síntomas de su existencia como el verbo qelqaña  que literalmente significa escribir, repetimos, en este caso se facilita enormemente el aprendizaje y uso de la nueva lengua.
Si consideramos un alfabeto que por ser muy científico con W y la supresión de dos vocales, llevaremos a las lenguas nativas a un terreno difícil de aprender, cometiendo de este modo un atentado de lesa cultura de nuestra patria profunda. De manera que desde el punto de vista pedagógico es favorable aceptar el alfabeto elaborado por la Academia de Puno e impracticable lo que los lingüistas y algunos seguidores de éstos proponen.
José Patrón Manrique, José Portugal Catacora, Francisco Deza Galindo
Alberto Paniagua, en una actividad en Lima.
Además, hay que preguntarse qué interesa más, la ciencia o el hombre. Si es la redención del hombre lo que buscamos, hay que dar preferencia al problema humano, ya que las ciencias con el criterio de su sentido universalista se han desarrollado en forma muy abstracta.
Finalmente, no podemos olvidar que el castellano es la lengua común de los peruanos, en el que está impresa la cultura, en sus múltiples manifestaciones, lo cual determina que mientras el quechua y el aymara no tengan su alfabeto no habrá una literatura para la difusión del saber en sus múltiples manifestaciones y eso no podemos permitirlo. Hay que conducir a los campesinos al campo de la captación de la ciencia, el arte, y la filosofía, para realizar su liberación plena.

También puede ver el Alfabeto de la Academia.

Notas: 
[1] En 1914 cuando Julián Palacios Ríos era alumno de la Escuela Normal de Lima fundó la Academia Quechua Aymara en ese centro de estudios, pero no prosperó. Ese mismo año Francisco Chukiwanka Ayulo con el apoyo de Julian Palacios en lo que corresponde al aymara publicó en el N° 5 de la revista "La Escuela Moderna" el Syentifico Qeshwa Aymara Alfabeto o Alfabeto Inka de 37 letras, con 5 vocales y 17 consonantes comunes al castellano, aymara y quechua;cinco vocales fuertemente espiradas y 10 consonantes propias sólo del quechua y aymara, quedando suprimidas las H,C,V,X y Z. (Francisco Deza Galinco, "Gramática de la Lengua Aymara".1992.)
[2] Francisco Deza Galindo, incluye en el grupo fundador tambien a la maestra Maximiana Molina Galindo. Asimismo señala que inicialmente iban a trabajar con el Alfabeto Inka, pero decidieron hacer un alfabeto fonético.  
[3] En 1939 Julian Palacios, Deza y Molleapasa fueron nombrados en la Primera Brigada de Culturización Indígena en Puno. En 1940, la Brigada se publicó la Cartilla de Divulgación del Alfabeto Quechua Aymara de 32 signos. Ese mismo año la Brigada fundó la escuela de Ojerani encargando su conducción a la maestra Asunción Galindo.  

viernes, 25 de julio de 2014

Alfabeto Aymara Quechua Castellano

El problema del estudio de una lengua hay que concebirlo desde los puntos de vista del alfabeto, la gramática, el diccionario y la literatura, a lo que habría que agregar la técnica o las técnicas del aprendizaje y de su enseñanza desde el punto de vista educativo.

La Academia de las Lenguas Nativas de Puno empezó por el estudio del alfabeto, por que indudablemente es la primera cuestión básica, sin el cual no es posible llegar a su utilización. Los demás problemas los tocó subsidiariamente como el vocabulario y la guía didáctica e implícitamente la gramática.
El alfabeto
El alfabeto elaborado por la academia consta de cuarenta signos gráficos y acústicos. A continuación se presentan los cuarenta signos, con ejemplos iniciales de palabras aymara y castellano, así como quechua y castellano.
Para seguir leyendo presione Más Información:

jueves, 24 de julio de 2014

Encinas y Arguedas

José Antonio Encinas y José María Arguedas cultivaron una gran amistad y un común ideal por la educación andina. En la foto, juntos en un homenaje a la URSS en 1944, años de la segunda guerra mundial. Los invitamos a leer la historia de su encuentro en: Encinas y Arguedas.

Homenaje a la URSS en Radio Nacional. De izquierda a derecha: Ovidio García
Rossell, Enrique Barrantes Castro, María Luisa Oquendo, Jose María Arguedas
Luis Eneique Galván, Jorge Basadre, Jorge del Prado. 7 de mayo 1944.
Foto Matilde Nuñez, en "Diseñando el Perú". CILSE 1991.