viernes, 29 de marzo de 2013

Historia de la Educación en Puno



En un acto sin precedentes, la Universidad Nacional del Altiplano ha publicado una colección de cincuenta libros de destacados autores puneños, muchos de ellos textos que ya hace muchos años no se encontraban disponibles. Con frecuencia, nos quejamos del insuficiente aporte de las universidades a la cultura del país; con esta importante colección, la Universidad Nacional del Altiplano con su rector al frente el Dr. Lucio Avila Rojas, ha dado una muestra contundente de lo que puede y debe hacer una casa de estudios superiores para preservar ese valioso patrimonio inmaterial que constituyen las obras literarias, históricas y pedagógicas de los autores peruanos y en este caso puneños. Puno no sólo danza, tambien es tierra de trascendentales escritores.
En esta selección de autores publicados no podía faltar el aporte de José Portugal Catacora, con uno de sus libros inéditos: "Historia de la Educación en Puno". Esta obra reúne 28 experiencias educativas en el altiplano, empezando con la de Manco Cápac y Mama Ocllo, que dio origen a la educación espontánea presente hoy en las comunidades quechuas y aymaras, y pasando por la escuela de la posguerra del pacífico y las numerosas  experiencias educativas realizadas en el siglo XX, entre las que destacan la legendaria escuelita de Utahui Laya, el ensayo de Escuela Nueva del Maestro José Antonio Encinas, la Universidad Libre de Orkopata, los Núcleos Escolares Campesinos y el Instituto Experimental de Educación de Puno, entre otras.

Con esta obra, que esperamos pueda llegar pronto al gran público, junto a las otras publicadas por la Universidad Nacional del Altiplano, José Portugal Catacora quiso legar a las nuevas generaciones un balance de la educación puneña y el reto de emular el esfuerzo y la creatividad desplegada por los maestros y maestras protagonistas de la historia de la educación en Puno.

A través de este blog hemos difundido algunas partes del mencionado libro:

La Educación de Manqo Capaq y Mama Oqllo

La Universidad libre de Orkopata.

sábado, 23 de marzo de 2013

Perico Vicuña

Dibujo de Kukuli Velarde Barrionuevo (1973)
Tomado de http://bgscorp.wordpress.com/2010/09/28/el-uchuchullko/

Perico Vicuña nació una fría mañana de invierno en que la puna se cubrió de una densa capa de nieve, que le daba la apariencia de una inmensa cama, cobijada con grandes sabanas blancas sin una sola mancha.

-          Mamá: hace mucho frío- dijo Perico a su madre.  
-        Si hijo, sí; pero pronto te acostumbraras, porque nosotros siempre vivimos donde hay frío; no nos sienta bien el calor- le explica su madre, acariciándole la cabeza.

Otro día volvió a preguntar Perico.

- Mamá ¿quiénes somos nosotros y de donde venimos?
- Nosotros somos estrellas caídas del cielo. Una vez hubo lluvia de estrellas y llegamos a la tierra por eso tenemos color del fuego- explico otra vez la madre vicuña-.

Perico sintiéndose estrella, comparaba el color de su lana con la brillantez de las estrellas en las  noches lunadas.
Mama: ¿Por qué tenemos lanas de fibras tan delgadas y cortas? ¿Por qué no tenemos fibra largas y gruesas como las llamas o las alpacas? Interrogó Perico otro día.

Porque nosotros somos seres celestiales y nos vestimos con las fibras finas de las nubes arreboladas de las tardes invernales- explicó la madre vicuña.
Un tiempo después, Perico pregunto de nuevo.

-  Mamá ¿Por qué las llamas y las alpacas viven con los hombres?
-  Es que ellos nacieron con alma de siervos; nosotros somos seres libres. Los hombres han convertido en bestias de carga a las llamas y trasquilan su lana a las alpacas cada año. Los hombres son malos. Hay que huir de ellos, porque dicen están planeando domesticarnos.
-  Mamá eso no puede suceder, ¡no lo debemos permitir! protesto Perico-.
-  Se comenta que ya están instalando criaderos en algunas haciendas.
-  ¡Eso si que no, madre!
-  Pero hijo, pensándolo bien no te parecería mejor que nos matengan los hombres y no que nos exterminen los cazadores?-
-  Aunque eso fuera  mejor madre; es preferible que vivamos sin lazos que nos aten a ninguna esclavitud– expresó Perico con pensamiento precoz-.
 
Cuando ya estuvo jovencito sintió una viva simpatía por una vicuñita. Pero lo descubrió la vicuña macho, el Jañacho o patriarca de la manada; y lo arrojó fuera de ella a golpes sin escuchar los ruegos de la madre que se quedó llorando.

Perico Vicuña deambuló muchos días por lomas y quebradas, pampas y laderas, solito y triste. Un día vio a la distancia a un hombre armado de un fusil y un miedo horrible se apoderó de él; pero escapo gracias a la agilidad de sus patas delgaditas. En vano el cazador le disparó varias veces. Las balas le  cruzaban la cabeza silvando, pero no le alcanzó ninguna.
Después de correr horas y horas Perico encontró un pequeño rebaño de vicuñas machos que le acogieron en su grupo, cariñosamente. Eran también  vicuñas jóvenes que en su niñez fueron arrojadas de su manada por viejos jañachos. Con ellos empezó a vivir una nueva vida, unidos por la desgracia común que sufrieron en su infancia.

Cada día se preparaban con ejercicios de lucha para ser sanos,  fuertes, a fin de tener su propia manada algún día.
La oportunidad no se dejo esperar. Al llegar a las faldas de las lomas se encontraron con una manada de doce vicuñas hembras y un jañacho.

Nuestra vicuñita que ya era un joven robusto y fuerte desafió al jañacho viejo a un combate de caballeros. Y el desafío fue aceptado, como lo determinaba la dignidad moral del anciano vicuña y la costumbre establecida entre estos seres.
Entonces las vicuñas hembras formaron un círculo perfecto y en el centro del ruedo se colocaron los dos caballeros combatientes.

Pronto se inició el combate. Mordiscos, cabezasos, manotadas y patadas, mediaron de ambas partes. Y los dos cuerpos rodaban por momentos como un ovillo atado por los pescuezos.
Al principio parecía que el jañacho viejo iba a triunfar pero pasaron como dos hora y al fin se cansó y cayó; mientras que nuestro héroe no sintió fatiga, lo cual le sirvió  para imponerse definitivamente sobre su enemigo.

Una vez triunfante, Perico piso el cuerpo del viejo vicuña, con la cabeza en alto, como demostración de ser el nuevo jañacho de la manada.
Luego, emprendió una larga carrera con las doce vicuñas hembras que lo siguieron en una disciplinada fila india que se perdió en el horizonte como una cinta ondulante de oro.

Cuando Perico, el nuevo jañacho se alejó seguido de sus hembras, apareció revoloteando en lo alto del cielo un gigantesco cóndor que, planeando, planeando, bajo hasta el suelo, cogió con sus potentes garras a la vicuña macho muerta y en vuelo parsimonioso se alejó del lugar, hacia su nido ubicado en el próximo picacho.
Y la puna quedo tranquila y vacía, envuelta en la inmensidad del silencio y la soledad.
 
José Portugal Catacora
 
 
(Cuento publicado en 1979 en el diario Correo, dedicado a su nieto Pedro Portugal Santander, "Perico")

viernes, 15 de marzo de 2013

José María Arguedas en el recuerdo (iii): educación bilingüe

Arguedas en una actividad de la Casa de la Cultura 1963
De izquierda a derecha: Francisco Miroquesada, Washington Delgado, Carlos Cueto Fernandini

En 1963 José María Arguedas fue nombrado Director de la Casa de la Cultura puesto desde el cual realizó una importante actividad plasmada, por ejemplo, en la publicación de la revista Cultura y Pueblo y otras iniciativas.

Los aires renovadores que parecía ofrecer el primer gobierno (1963-1968) del arquitecto Belaunde Terry, hicieron pensar a Arguedas que quizás era oportuno poner en el tapete un tema largamente pendiente en la educación peruana, como era el empleo de la lengua nativa, quechua y aymara, en la educación de los niños indígenas, iniciativa que fue motivo de un entusiasta intercambio de ideas con José Portugal Catacora, a quien había conocido en 1950 y trabajaba en el Ministerio de Educación.  

Desde la dirección de la Casa de la Cultura, Arguedas promovió la realización de una “Mesa Redonda sobre el Monolingüismo Quechua y Aymara y la Educación” [1] que se realizó en tres sesiones el 20, 21 y 24 de noviembre de 1963 en el local de la Casa de la Cultura. Se trató de un evento de alto nivel y las ideas que allí se expusieron repercutieron a la larga en lo que ha sido la política educativa intercultural en el Perú, la cual obtuvo partida de nacimiento recién en 1972 con la “Política Nacional de Educación Bilingüe” del gobierno militar de entonces.

En la Mesa participaron 20 distinguidos intelectuales en tres grupos. Los lingüistas entre los que se encontraban Luis Jaime Cisneros, Alberto Escobar, Martha Hildenbrant, José Jiménez Borja, Teodoro Meneses, Inés Pozzi Escot y Eugenio Loos; los educadores con Emilio Barrantes, Carlos Cueto Fernandini, Salazar Bondy y los funcionarios del Ministerio de Educación, Alejandro Rivera Ramírez, Director de Educación Elemental y del Adulto, Luis Marroquín, Director de Educación Normal y Portugal Catacora, Coordinador Pedagógico de la Dirección de Educación; y los antropólogos con el propio José María Arguedas, John Murra, Luis E. Valcárcel, José Matos Mar, Oscar Núñez del Prado y Aníbal Buitrón.

El objetivo de Arguedas era que el evento culmine con un acuerdo sobre la necesidad  que el Ministerio de Educación iniciará, al menos a nivel experimental, el uso de las lenguas maternas en la educación elemental y la alfabetización de adultos. Pero, no fue así, pues no sólo no asistió la Directora General de Educación, sino que los otros Directores del ministerio estuvieron presentes sólo en la primera sesión. Por ello, sin ocultar su desazón, Arguedas señaló en la clausura de la Mesa:

 “La Dirección de la Casa de la Cultura, alentaba como una de sus esperanzas principales la  posibilidad que se demostrara lo que aquí se ha demostrado, es decir que la educación en el Perú es un problema muy complejo que no compete únicamente a los educadores sino igualmente a los lingüistas y a los antropólogos. Las conclusiones a las que llegáramos debían ser trasmitidas al Ministerio de Educación; pero nuestra aspiración era que los señores Directores del Ministerio de Educación estuviera aquí con nosotros; desventuradamente es gente muy ocupada y sólo los tuvimos la primera noche. Nos ha acompañado, por fortuna, en estas fechas un funcionario del Ministerio de Educación que técnicamente tiene una jerarquía muy alta aunque no desde el punto de vista ejecutivo, me refiero al Profesor José Portugal Catacora” [2].

 Los vaivenes de la burocracia y la política, habían colocado por entonces al maestro puneño, en el cargo de Coordinador Regional, un cargo ciertamente menor, pues antes había desempeñado el puesto de Sub director de Educación y más tarde llegaría a ser Director de Educación de Lima Metropolitana (1967).
Portugal Catacora en el Ministerio de Educación, en los años sesenta-
A su derecha el maestro puneño José Patrón Manrique


Aunque el evento no tuvo la acogida esperada en el caso del Ministerio de Educación, lo cierto es que el rico intercambio de ideas y el alto nivel de la Mesa Redonda, permitió dilucidar diversos puntos de vista, no sólo en relación a la conveniencia del uso de las lenguas maternas, sino también diversos aspectos prácticos para llevarla adelante.

La Mesa se inició con una exposición de Alberto Escobar que estableció la diferencia medular entre alfabetizar y castellanizar, señalando la dificultad que esto creaba para los niños de lengua quechua y aymara:

“…resulta más coherente que tanto al niño como al adulto analfabeto, se le enseñe a transcribir en grafías la lengua materna del estudiante, es decir que se cumpla la fase de alfabetización (escritura y lectura) como un primer paso en el proceso educativo del educando. La relación que existe entre sonido y la letra, que es símbolo gráfico del sónico, le resulta al estudiante menos dura y mucho más accesible que si tuviera que entender a producir sonidos y grafías que pertenecen a un sistema lingüístico distinto del que habla…”[3].

Para Escobar luego de alfabetizar en quechua o en aymara, seguiría una fase de aprendizaje de una segunda lengua, o sea la castellanización, la que pasaría progresivamente de ser una asignatura a convertirse en la lengua de comunicación normal en la escuela.

Esta idea, fácil de entender, presentaba ciertamente dificultades prácticas para su ejecución, como la necesidad de un alfabeto adecuado, de diccionarios para las variantes del quechua, de material educativo apropiado y de maestros capacitados; pero el problema principal era sobre todo la absurda creencia de las elites peruanas en la superioridad de la cultura occidental y el temor a empoderar a los indígenas a través del reconocimiento de su lengua y cultura.
Cabe señalar que, como lo señaló el profesor Escobar, los prejuicios en contra de la educación bilingüe no provenían sólo de los mestizos, sino también de los propios quechua hablantes, como fue referido en varios casos por los asistentes a la Mesa Redonda [4].

Portugal Catacora coincidió con Escobar en las posibilidades que abría para la educación el uso del quechua y el aymara, mencionando las experiencias desarrolladas en Puno, en los Núcleos Escolares Campesinos y en la comunidad de Ojerani por la maestra Asunción Galindo, mencionando asimismo su propia experiencia en el Instituto Experimental de Puno que fundara en 1947 con el apoyo de José Antonio Encinas.

La segunda sesión de la Mesa tuvo como expositor principal al Doctor Oscar Núñez del Prado, quien refirió las conclusiones de su experiencia en la comunidad cusqueña de Cuyo chico donde empleó el quechua en la alfabetización de adultos y niños, logrando que en 6 meses, con apenas unas 6 horas de clase, pasaran del quechua al español. Esta manera práctica de usar el quechua, no para aprender a escribir y leer esta lengua, sino para utilizarla para acelerar el transito al castellano fue criticado por un sorprendido Arguedas, que esperaba de Núñez del Prado un mayor compromiso con el quechua dados sus antecedentes de estudioso de dicha lengua.

A esta segunda Mesa no asistieron ya los Directores de Educación. Tal como se lo hizo saber Portugal Catacora de manera confidencial a Arguedas [5], su inasistencia respondía al deseo de la alta dirección del Ministerio de Educación, conducido entonces por Francisco Miro Quesada Cantuarias, de no comprometerse con promover una educación bilingüe,  postura que se mantuvo a lo largo del gobierno de Belaunde. Portugal Catacora continuó asistiendo, prácticamente de manera personal y las autoridades del Ministerio no podían  impedírselo, pues las sesiones de la Mesa se realizaban partir de las 6 de la tarde.   

La tercera sesión tuvo como ponente al maestro Emilio Barrantes, cuya exposición permitió clarificar las posturas en torno a los alcances que debía tener el uso de las lenguas nativas en la educación. Si bien existía cierto consenso en la necesidad de utilizarla por su eficacia lingüística como medio para enseñara a escribir y leer, es decir alfabetizar, no todos pensaban igual respecto a su práctica luego de producida la castellanización de los educando, y más aún sobre el significado cultural que su aprendizaje y uso debían tener en relación a la constitución de la nacionalidad.

Barrantes recordó la importancia del respeto a la personalidad del educando como un principio pedagógico universal y la necesidad de considerar y respetar a la comunidad de origen como un factor esencial y el primero de los medios educativos. Por ello, reconociendo como valido el objetivo de integrar lo más rápidamente a la población quechua hablante que se encontraba marginada, entre otros aspectos por el desconocimiento del español, Barrantes señalaba que:

“La incorporación o la integración de que hablábamos no puede significar, desde luego, el sacrificio de una cultura del grupo menos favorecido a aquél que se ufana de marcar la tónica de la vida nacional. Si un hombre es respetable, lo que es mucho más un pueblo, una comunidad humana…en forma tal que suprimir su cultura significaría…nada menos que quitarle la vida” [6].

Respaldando la postura de Barrantes, Portugal Catacora intervino sosteniendo que: 

“Yo creo que el niño es el ser más conculcado de todos los tiempos…Si esto ocurre con el niño digamos universal, con el niño de habla nativa…el atropello que se hace de su personalidad es realmente grande, porque hay que considerar que este niño no solamente es tal, con todas sus posibilidades físicas y mentales, y la capacidad creadora que se está gestando en su personalidad, sustentada por una herencia cultural de siglos que él trae…sino porque se ha truncado el proceso de la evolución cultural del sector demográfico del que procede; entonces si nosotros con sentido más o menos transitorio, queremos enseñar o utilizar las lenguas nativas y luego hacemos que se promueva el aprendizaje del castellano y de la escritura en castellano sin darle los elementos necesarios…para que pueda expresarse plenamente con todas las palabras que pueda traducir todas las cosas, todos los elementos de su mundo personal, de su mundo familiar, de su mundo social, de su mundo cultural, seguramente que no solamente estamos conculcando su persona, sino estamos conculcando el medio cultural que él trae a la escuela” [7].

En general los pronunciamientos de los participantes ratificaron la necesidad de que el uso de la lengua materna en la educación signifique no sólo un medio para aprender el español sino fundamentalmente como medio para promover una integración bilateral, entre la cultura occidental y la nativa, como lo recordó John Murra al señalar que la integración nunca es unilateral, pues ambos grupos aprende uno del otro.

La Mesa culminó con un corto resumen de Arguedas, quien lamentó que no hubieran seguido asistiendo los directores del Ministerio de Educación, dijo: "las conclusiones a las que llegárabamos debían ser transmitidas al Ministerio de Educación ; pero nuestra aspiración era que los propios Directores del Ministerio de Educación  estuvieran aquí con nosotros, desventuradamente son gente muy ocupada y no los tuvimos sino la primera noche. Nos ha acompañado, por fortuna, en todas estas fechas un funcionario del Ministerio de Educación que técnicamente tiene una jerarquía muy alta, aunque no desde el punto de vista ejecutivo, me refiero al profesor José Portugal Catacora". 

Arguedas, propuso la formación de una Comisión para elaborar las conclusiones y recomendaciones, encabezada por el mismo  y conformada por José Portugal Catacora, Carlos Cueto Fernandini, Martha Hildebrant y Alberto Escobar.

Luego de la Mesa, Arguedas escribió en el diario El Comercio una nota sobre las ideas expuestas en el evento, puntualizando sus puntos de vista sobre el tema:

“Se ha confundido invariablemente alfabetización con castellanización. Pretender la alfabetización de un pueblo en un idioma extraño que interpreta un mundo cultural diferente no es racional. El fracaso de la escuela peruana en las áreas monolingües aborígenes se ha debido al grave error de haberse tratado de imponerle el castellano. Por consiguiente es necesario que el Estado adopte una política lingüista adecuada a la realidad del país: tal política debe fundarse un estudio previo de los idiomas….

No es acertado considerar las lenguas aborígenes de la población andina como un simple instrumento para la castellanización, dichas lenguas pueden constituir al mismo tiempo que un instrumento para alcanzar la castellanización real y legitima, un medio de expresión suficientemente adecuado y vasto para el desarrollo pleno de la personalidad de las poblaciones ahora monolingües” [8].

Luego de algunas reuniones, la Comisión encargada de las conclusiones y recomendaciones de la Mesa las presento al Ministerio de Educación sin mayor resultado, como otras tantas propuestas importantes pospuestas por el prejuicio y la mentalidad burocrática.

En 1964, Arguedas renunció a su cargo de Director de la Casa de la Cultura, en  solidaridad con Cueto Fernandini, Presidente de la Comisión Nacional de Cultura, pasando a dirigir el Museo Nacional de Historia a cuyo cargo estaría hasta 1966. José Portugal Catacora continuó trabajando en el Ministerio de Educación hasta que en 1969 se jubiló,  no sin cierta frustración tras 12 años de tratar de impulsar algunos cambios en dicho ministerio.

De esta experiencia dijo Francisco Ríos: "Hay que imaginarse a un hombre y maestro de la calidad de Portugal, luchando en esa babel de papeles, y deprimente conglomerado de cortesanos sometimientos que es, sensiblemente, el Ministerio de Educación" [9].

Puede ver también Lenguas indígenas en la escuela




[1]“Mesa Redonda sobre el Monolingüismo Quechua y Aymara y la Educación”. Documento Regionales de la Etnohistoria Andina N° 2. Casa de la Cultura del Perú. 143 pp. 1966.  Las actas de la Mesa se publicaron casi tres años después, cuando la Dirección de la Casa de la Cultura estuvo a cargo de Fernando Silva Santisteban. Diversos estudiosos coinciden en la importancia de la Mesa como antecedente de la Política Nacional de Educación Bilingüe”, aprobada en el marco de la Ley de Reforma Educativa del gobierno de Velasco Alvarado, la cual si bien no incluyó el concepto de interculturalidad, fue la primera en establecer, en su tercer lineamiento, que “La educación bilingüe se dirige a evitar la imposición de un modelo exclusivo de cultura y a propiciar la revalorización dinámica de la pluralidad cultural en términos de igualdad”.
[2] Ibid. pp. 129.
[3] Ibid. pp. 26. 
[4] Al respecto Escobar señaló que “los propios quechua hablantes adultos quienes estiman que no envían a sus hijos a la escuela para que se les enseñe quechua sino para que aprendan español”. En este caso…opera el prejuicio del aborigen que se sabe discriminado y circunscrito en el plano social que, precisamente, desea aprender el español como un vehículo de movilidad social... Los prejuicios expuestos…irán desvaneciéndose con el correr del tiempo y el remozamiento de hombres e ideas…”. Ibid. pp. 27.
[5] La información sobre los detalles de la participación de José Portugal Catacora en la Mesa Redonda me fueron referidas por él mismo (Carlos Portugal). 
[6] Ibid. pp.99.
[7] Ibid. pp.117.
[8] “Educación y lingüística” José María Arguedas. Dominical del diario El Comercio, 29 de diciembre de 1963.
[9] Francisco Izquierdo Ríos en Prologo al libro "Los Padres, los Niños y la Vida". José Portugal Catacora. Lima 1974. 
 

miércoles, 6 de marzo de 2013

Soi una indiecita escolar


Colegiala Isla Iscata Ilave (Puno,2000) - Pintura de Jaime Eufrain Flores Quispe
Tomada de: http://pintorandinoaymara.blogspot.com/2009_06_01_archive.html

Efraín Miranda Luján (1925), extraordinario poeta y maestro puneño, es autor de un puñado de muy valiosos textos en los que hace hablar al mundo indigena, incluyendo a los niños y niñas que la Escuela, indiferente a su cultura, trata de educar desde y para otra cultura. 


Soi una indiecita escolar. Me reconoces;
mi retrato está en folios de grandes libros;
retratada con polleras y con "uniformes";

Me pongo de cabeza y el cielo está debajo
y la tierra queda arriba; así no es mi mundo;
me pongo de pies:
el cielo regresa arriba
y la tierra para abajo; el mundo comienza en mis pies,
este es mi mundo.
El mundo comienza en mis huesos,
en los truenos que respiro, en las cordilleras que empuño
y hago una madeja para tener mi imago mundi.

Mis trenzas hacen camino a la casa-, en los folios
te informaste que se destechan sacándole un palo;-
mi abuelito me dice pariguana
porque aprendo a dormir sin cerrar los ojos;
mi tío materno tiene primaria
me riñe que acaso por eso come más.

Los vidrios de la Escuela
desvía el Sol hasta mi patio distante;
la Escuela es la casa más grande de todo;
le he dicho a mi padre que compre una carpeta para nosotros.
Frente a la pizarra se me adelanta una niña blanca,
a ella es quien educa el Maestro.
Lloro porque soi india y tengo una niña blanca
que el Maestro ha creado dentro de mí;
esta niña no me puede;
el Maestro le da fuerzas y sustento
el Maestro tiene grandes métodos para esa niña.
El Maestro se olvida de mí, de todos los alumnos
y dice que para los indios no se ha inventado nada.

A ratos me confunde: me convierte en ella o ella en mí;
cuando no me habla el profesor, desaparece;
en cada diciembre muere y cada abril resucita.
Al concluir mis estudios se extinguirá
en la parcialidad.

EFRAIN MIRANDA "Choza". 1978.