martes, 1 de noviembre de 2011

Ponencia J.L. Ayala


JOSÉ PORTUGAL CATACORA: EL APRENDIZAJE Y LA REALIDAD NACIONAL
 
                                                    José Luis Ayala
 
Hablar hoy de educación, aprendizaje, pedagogía y cultura, así como de temas referidos a la formación de los maestros, significa necesariamente hacer un balance y liquidación de lo que hasta ahora hemos sido capaces o no, de crear un auténtico sistema educativo peruano. Se trata también de  releer cuanto se ha escrito sobre este tema y, recuperar las mejores páginas de insignes maestros peruanos, a quienes no se les escuchó ni valoró debidamente en su tiempo. Lo que equivale a decir, hay temas educativos que fueron expuestos adecuadamente, pero que en la práctica,  no se les valoró o simplemente no se quiso implementar sus objetivos porque en la práctica, constituían un peligro: estaban destinados a formar una conciencia histórica crítica.      Sin embargo, más allá de todas las experiencias educativas llevadas a cabo por muchos educadores peruanos inolvidables, al empezar la segunda década del siglo, hay una pregunta que viene del fondo del tiempo:  ¿Qué clase de educación debemos tener en el Perú del siglo XXI?

Enseguida llegan otras sin que se les llame: ¿Qué clase de sociedad queremos construir?, ¿tenemos un sistema educativo como parte de los objetivos nacionales? Las respuestas que se formulen podrían servir para crear un sistema educativo y así el Perú, pueda superar, por ejemplo, el síndrome de la colonia que tanto daño le ha hecho.          

En el fondo estamos hablando de temas absolutamente ineludibles si se trata de sentar las bases de un sistema educativo peruano. Para eso, tendríamos que abordar los siguientes temas básicos: La necesidad de realizar una nueva lectura o inventario de la realidad nacional. Establecer las bases de un nuevo sistema educativo capaz de superar el carácter colonial que tiene. En otras palabras, la tarea es ahora cambiar el sistema educativo para formar nuevas generaciones comprometidas en devolverle al Perú la fe y esperanzas en sus históricas fuerzas creadoras. Las recetas dictadas e impuestas por los organismos financieros internacionales, no han hecho más que convertir al Perú en una colonia cultural y económica. No han hecho más que aumentar la pobreza y engendrar un masivo desencanto social.     

Precisamente un maestro peruano preocupado en la problemática social,  educativa de su tiempo fue José Portugal Catacora (1), quien después de cesar en sus funciones referidas a la burocracia siempre castradora e infecunda escribió: “El doctor Jorge Basadre, cuando ejercía el alto cargo de ministro de educación, nos dijo que hiciéramos llegar a los maestros del país algunas directivas pedagógicas por lo menos una vez al mes. Sin embargo, aquel buen deseo del eminente educador y nuestra disposición favorable, no pudieron cumplirse en diez años de nuestra permanencia en el Ministerio de Educación; pues cada vez que lo intentamos nos perdimos siempre en esa vorágine de papeles que prima en las gestiones administrativas del mencionado Ministerio”. (2)

De acuerdo al testimonio del maestro nacido en el pueblo de Ácora, solo diez años después pudo escribir un libro que contiene no solo su pensamiento pedagógico, sino que además es un referente de lo que se pudo hacer en materia educativa. Precisamente ahora nos sirve para volver a pensar en el Perú como un ejercicio feliz de relectura. De modo que es posible aseverar que se trata de un texto meditado y finalmente escrito como resultado de una rica experiencia pedagógica. “Estrategia para guiar el aprendizaje” publicado como texto universitario en 1981, está concebido para los maestros primarios y, fue una propuesta por la que se tocaban temas tan delicados como aquella que si los maestros no conocen la realidad del Perú y problemas de sus respetivas regiones, mal podrían pensar en llevar a cabo una educación coherente y renovadora.         

Estamos hablando por ejemplo de una experiencia pedagógica valiosa que abarca temas referidos a temas del desarrollo del niño, al aprendizaje, trabajos escolares, planeamiento del aprendizaje, implementación de instituciones educativas como el municipio y la República Escolar. Pero lo más importante es que José Portugal Catacora cuando trata del conocimiento que el docente debe tener del Perú, encuadra su propuesta así: “Conocimiento de la patria (del Perú). La realidad geográfica. La realidad económica. La realidad histórica. La realidad social. La realidad cultural y La realidad educativa”.

     Señala que: “Todo educador debe tener una clara conciencia de la realidad de su Patria, como condición indispensable para educar con eficacia a las nuevas generaciones, ningún educador que ignore las potencialidades naturales de su país podrá planificar los objetivos concretos de tareas docentes.     Esta premisa exige la necesidad de que los educadores, sin excepción, tengan que conocer a la luz de las características de nuestro tiempo la realidad geográfica, económica, histórica, social cultural, cívica y educacional de su pueblo, cuyos hijos han de educarse bajo la acción de su responsabilidad”. (3)

    Es decir, si los maestros peruanos no tienen una visión histórica y crítica de la realidad nacional, mal podrían ejercer un magisterio carente de horizontes ni referencias históricas. Esta idea sin duda molestó, amargó e incomodó a los conservadores y burócratas del Ministerio de Educación, para quienes educar era sinónimo de domesticación de los niños y jóvenes y no aprendan a pensar. Estaba prohibido que los educandos desarrollaran la inteligencia, la capacidad de percibir los problemas de sus pueblos y del Perú, para que cuando sean adultos, propongan las vías más adecuadas  y hallar soluciones inteligentes como coherentes.                    

    José Portugal Catacora, después de analizar los problemas más inmediatos del sistema educativo en referencia a la educación primaria,  cuando se refirió a “La realidad social del Perú” escribió: “Al margen de esta situación, se perciben preferencias y discriminaciones en el desarrollo rural y urbano. Todos los beneficios se han establecido en las ciudades y poco o nada en el campo, debido no solamente a su dispersión sino porque se ha tenido un concepto peyorativo de la población rural, desde luego con verdadera injusticia para el poblador campesino. Por esta razón, indudablemente, desde los primeros decenios de este siglo (XX) se ha producido una migración incontenible de los pobladores campesinos hacia las ciudades, creando graves problemas tanto en las ciudades como en el campo, pues los campos se han despoblado reduciéndose así la producción, las ciudades se han superpoblado complicando la vida social”. (4)    Esta percepción coincide con un trabajo realizado por entonces por José Matos Mar (5) a través de lo que con propiedad ha llamado “Desborde popular y crisis del Estado” (6), texto que ha alcanzado varias ediciones y que sin duda el maestro José Portugal debió haber leído. Como educador  andino primero y después como funcionario constató el padecimiento de los migrantes a Lima. Su sensibilidad más que estudios académicos, le permitió también llegar a entender que el Estado estaba ausente frente a las continuas migraciones debido a muchas razones, pero más debido a la ausencia de una adecuada planificación poblacional que el Perú no ha tenido.         

   En lo referente a “Conceptos pedagógicos esenciales” dice: “Pero las dificultades educativas no pueden concebirse como meras concepciones filosóficas. En el tiempo en que vivimos hay cosas concretas que hacer y así hay que plantearse. Los fines biológicos tienen que consistir en la conquista del pan cotidiano y la erradicación del hambre que tanto tortura a los pueblos de nuestro tiempo. Los fines sociológicos deben plantearse como la consecución de la justicia social y la erradicación de las discriminaciones. Los fines económicos tienen que entenderse como el medio más justo de distribuir la riqueza y el producto del trabajo entre todos los miembros de la sociedad. Los fines éticos deben plantearse como medios de alcanzar la más alta dignidad humana y la destrucción de la corrupción y la inmoralidad sociales”. (7)          

     José Portugal Catacora señala que la educación tiene que estar comprometida con la realidad, pero que para formar una conciencia nacional o peruanista es importante el conocimiento de la historia. Por esa razón vamos a acudir a un texto sumamente didáctico, cuyas enseñanzas no se han tomado en cuenta. En efecto, la enseñanza de la historia en la primaria sigue siendo una mera repetición de una historia falsa. Si se forma a los niños a base de datos falsos también se forma una falsa conciencia. Es  importante que los alumnos tengan una idea cabal de Estado, de la Nación, de la Patria. En esa época todavía no se hablaba de naciones como ahora, para la clase dominante solo había y hay una sola nación, no existe la Nación Aymara, menos el pueblo quechua ni los de la amazonía peruana. Así los niños crecen con una falsa visión de lo que realmente somos.         

    A propósito, el historiador Pablo Macera le preguntó a Jorge Basadre si la nación peruana existía, el maestro Basadre contestó: “Me parece que existe un hecho histórico interrumpido y que en el Perú, en el territorio que hoy llamamos el Perú, a pesar de los recortes o cambios a través de los siglos, ha habido un hecho muy importante: la existencia de una fuerza centralizadora, que ha sido el Estado. La tenemos desde antes de los incas, con los incas, con la conquista, en el virreinato y en la República; o sea que abarca un período de muchos siglos, y en ese sentido resulta un fenómeno mucho más antiguo que el de otros países del mundo. Ahora, al mismo tiempo, creo que hay un fenómeno de ausencia de integración, que hay capas distintas desde un punto de vista geográfico, social, cultural, económico, etc., y sobre todo que no se ha resuelto fundamentalmente el problema creado por la conquista española cuando se superpuso el grupo conquistador (y quienes siguieron a los conquistadores) a la masa indígena. Esa especie de dualismo no ha se roto definitivamente a pesar de la existencia de un vasto mestizaje”. (8)

    José Portugal Catacora prefiere hablar de Patria (9). Pero esta expresión tiene para el maestro andino un sentido amplio, no es solo es la definición que expresa el Diccionario de la Real Academia. En efecto, escribe: “Todo educador debe tener una clara conciencia de la realidad de su Patria” (10). En esa acepción desarrolla conceptos referidos por ejemplo a la realidad geográfica, económica, histórica, social, cultural y a la realidad educativa. En otras palabras, el maestro puneño debió haberse preguntado qué pasó realmente para que en el Perú no se hayan plasmado los sueños de los Libertadores. Aquí habría que recordar el credo que lo acompañó toda la vida: “Educar, estar siempre al servicio del niño, del indio y de la Patria”. Ese ideal lo acompañó en sus tareas más difíciles. Por eso ahora acudimos a ese fecundo diálogo cuando Pablo Macera le preguntó a Basadre: “¿No piensa usted también que la revolución de la Independencia es una revolución secuestrada?” Jorge Basadre respondió: “La Independencia terminó siendo una revolución no cumplida.

   Pablo Macera: Secuestrada, pienso yo, en gran parte por los enemigos de la revolución  que se convirtieron  (algunos de ellos) en gobernantes de la república. No es el primer eslabón (no hablo tanto de la presidencia de la República) sino en los escalones decisivos en el orden administrativo. ¿Qué es lo que ocurre con hombres como Mariátegui, Sánchez Carrión y otros más que verdaderamente hubieran podio radicalizar el proceso de la Independencia, o sea hacer que la república cumpliera, no solamente los objetivos reformistas de algunos criollos, sino los objetivos revolucionarios que compartían las masas indígenas? ¿Qué ocurrió para que se vieran obligados a ceder su lugar a quienes exclusivamente querían un cambio político, terminar con el dominio español pero no cumplir con ninguna de sus promesas que usted ha señalado, dejando así intacta la vieja estructura social interna?  (11)       

Si no se hace un viaje inteligente al pasado, es imposible entender lo que es hora el Perú. El maestro José Portugal Catacora, hace que se acuda a la historia como una fuente de experiencia colectiva que todo educador debe tener. Pero los conceptos han ido cambiado en el tiempo, porque los problemas también son otros, son nuevos y comprometen a pensar de distinta manera. Es decir que el Perú es otro pero sigue siendo el mismo. Casi nada ha cambiado pero también se han dado cambios esenciales sin haberse modificado lo esencial, las estructuras, las bases que han permitido el destierro en vida de millones de seres humanos. Ese hecho doloroso ha causado la formulación de varios juicios. Uno de ellos corresponde a un brillante historiador que lamentablemente murió muy joven. Escuchemos la voz y reflexión de Alberto Flores Galindo.             

   “El Perú, pareciera ser un país disgregado. La imagen de un país al borde del abismo, donde todo amenaza con arruinarse, la encontramos en las impresiones que Bolívar recoge a su llegada al Perú. País a la deriva. En estos últimos años estas imágenes se han actualizado. Es así que la historia peruana aparece como una fuga continua, donde todo se interrumpe. Alguien se ha referido a un país aluviónico. Hasta se le ha calificado de ‘abortivo’. Votar en contra parece ser un frecuente ejercicio intelectual. (12)

     Alberto Flores Galindo, que lamentablemente dejó trunco un proyecto mayor por haber fallecido muy joven, estuvo formado con los conceptos nuevos de la historia de su época. Buceó profundamente en los orígenes de la República y sus reflexiones han servido para tomar conciencia acerca de de sus orígenes y defectos. José Portugal Catacora tenía un particular interés a fin de los maestros de las escuelas, tomaran conciencia de los orígenes de la Republica; es decir, acerca de cómo es que no se cumplieron los proyectos de los Libertadores. Una vez más acudimos a lo que dijo en referencia a este tema: “Hace más de 160 años, Sánchez Carrión imaginó un país en el que el Estado y la sociedad fueran una misma cosa. La historia republicana no confirmó sus sueños: Estado y sociedad han marchado permanentemente enfrentados, como resultados de las marginaciones y exclusiones impuestas por la oligarquía. Sin embargo la sociedad nunca quedó inerme. Se ha defendido. Así se ha ido precisamente construyendo la identidad nacional. Por ese camino de enfrentamiento contra el poder han surgido los movimientos regionales o eso se le llamó años atrás clasismo. También los partidos de izquierda. Es evidente que existe una tradición autoritaria en el país- los caudillos, los mesías, el militarismo- pero también, aún con interrupciones y pocas veces de manera continua, existe otra tradición que ha cifrado en la posibilidad de la organización autónoma, su garantía de persistir en el Perú. Hay que apostar por ella”  (13)
     Flores Galindo como serio investigador social que era, no solo se quedó en la formulación de una crítica justa como oportuna, sino que además formuló respuestas a sus interrogantes como a las que hicieron otras personas vinculadas a las ciencias sociales. Porque no se trata solamente de hacer observaciones, formular críticas sino también de sugerir soluciones coherentes como viables. Aunque han transcurrido once años de historia, la idea de hallar un consenso para reconstruir las bases de lo que deberá el Perú del futuro es todavía una responsabilidad histórica pendiente.       El autor del celebrado ensayo: “Buscando un inca”, precisamente escribió: “El Perú reclama soluciones para el año 2000, ni siquiera para dentro de un decenio, sino para este momento. La miseria creciente y el desempleo son realidades del corto plazo, que se viven todos los días. ¿Es posible encontrar un camino de cambio que no sea autoritario y que nos evite desembocar en una dictadura militar? Un proyecto eficaz requiere de una voluntad política. Una voluntad política no es sinónimo  de un mesías. Es el resultado del encuentro entre ideas, programas, planteamientos y fuerzas sociales capaces de llevarlos a cabo. (14)

    Cuando se trata de este tema y de lo debería ser el Perú en el siglo XXI, estamos hablando de lo que se ha venido a llamar un proyecto histórico. Se trata de un tema que ahora ha dejado de ser actual debido a la coyuntura política pero no ha terminado de discurse plenamente, en otras palabras, el tema no está cerrado. Debido a la crisis por la que atraviesan los partidos políticos, el debate deberá reiniciarse con la concurrencia de los investigadores sociales. Para resumir en pocas palabras hemos superado con dolor de las multitudes y grandes mayoría empobrecidas etapas bien marcadas: un falso modernismo, un desarrollismo atrofiado, una etapa de reformismos, una época de contrarreformas, la etapa del chorreo, la praxis de la nefasta doctrina del “Perro del hortelano” y ahora estamos viviendo  la época de la inclusión social. Ninguno de estas épocas han permito que el Perú deje de ser un país dependiente, colonial y empobrecido.       

    Frente a la ausencia de un debate de lo que deber ser proyecto nacional, es oportuno recordar lo que dijo Luis Guillermo Lumbreras: “Pero todo este proyecto político tiene un signo adicional, que cruza las marchas y contramarchas de la república oligárquica que remplazó a la minúscula república aristocrática que se propuso remplazar a la vez a la vez al régimen virreinal, luego de los folklórico inicios del proyecto republicano en que a largo de este tiempo, es decir antes de Velasco, mucho antes de las guerrillas del 60, antes de Leguía y la formación del Perú moderno,  antes aún de que González Prada estigmatizara a la república como un engendro inoperante, los conflictos centrales eran los mismos que ahora apreciamos con espanto en toda su desnudez”. (15)  

   Durante muchos años estuvo de moda preguntarse: ¿Cuándo se jodió el Perú?, a propósito de una reflexión que se formulara Zavalita, un personaje de una novela Mario Vargas Llosa titulada “Conversación en la catedral”. Muchas personas respondieron desde distintos puntos de vista social, político y económico. Sirvió también para escribir ensayos y reflexiones sobre el drama social del Perú. Hubo siquiatras y sicólogos que pusieron al Perú en el diván para sicoanalizarlo, para analizarlo y auscultarlo como si se tratara de una persona. Las lecturas de los diversos textos finalmente enriquecieron un proceso de introspección, también para determinar el grado de desencanto y conocer, mejor dicho reconocer la fe y esperanzas en el futuro.      

   Un connotado abogado que con tanta fe trabajó mirando el futuro fue Alberto Ruiz Eldregge y él quien dijo: “No es cierto que el Perú se haya ‘jodido’. Pese a tantos enemigos, de afuera como del propio país, el Perú como el ave Fénix renacerá: y este es el fenómeno real en transformación en las etapas republicanas, casi todas destructiva de la peruanidad profunda.
     ¿No es ya revelador que tras ciento ochenta años de errores – con muy pocas excepciones -, de abusos, entreguismo, explotación, vivamos y, a fines del siglo, recién hemos recuperado la población que teníamos antes de la conquista?
   Lo que ocurre es que el momento histórico es velos y a veces de violenta mutación de valores. Se marcha ya a un futuro muy diferente de todo cuanto conocemos en materia de organización económica, social y política y sentimos que los viejos sistemas y fórmulas anticuadas entran en declinación, no es como pretenden los pesimistas y los conservadores empedernidos, el fin de la civilización, más sí el inicio tumultuoso y fecundo de una nueva era”  (16)

     Y cuando se dice que el Perú tiene una educación de carácter colonial no es un descubrimiento excepcional, fue José Carlos Mariátegui quien hizo esa afirmación con absoluto conocimiento de causa. El “Amauta” tenía razón de hablar así porque constató que la educación no había cambiado de rumbo ni asimilado las nuevas conquistas pedagógicas de su tiempo, pero lo peor era que el criterio esencial era el mismo de la colonia: enseñar para que no se aprenda, educar para repetir ideas medioevales y mantener el status quo, enseñar para que no se aprenda a reflexionar. Es decir, impartir una “educación” destinada a perpetuar la idea de que somos incapaces de pensar en nosotros y de diseñar una educación creadora, liberadora, descolonizante.               

     En efecto Mariátegui escribió: “La educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional: tiene más bien un espíritu colonial y colonizador. Cuando en sus programas  de instrucción pública el Estado se refiere a los indios, no se refiere a ellos como peruanos iguales a todos los demás. Los considera como una raza inferior. La república no se diferencia en este terreno del virreynato.

   España nos legó, de otro lado, un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico y literario de la enseñanza. Dentro de este concepto, que  cerraba las puertas de la Universidad a los mestizos, la cultura era un privilegio de casta. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto formar clérigos y doctores”. (17)

   Pero hay un tema que al maestro José Portugal Catacora, le preocupaba de manera constante, es el tema de la pobreza y el dolor humano que causa ahora a una gran mayoría de la población especialmente rural. Es sabido que durante su infancia y parte de su juventud constató y experimentó grandes limitaciones económicas. Seguramente que ese hecho pero más debido a su sensibilidad humana, debió haber sido un tema de constante preocupación. Sobre este tema hay una frondosa bibliografía, pero el trabajo al parecer más serio y confiable es de Francisco Verdera, una de las personas que sin duda ha estudiado desde el punto de vista de la economía y la población. No se trata de un ideólogo o de un trabajo ideologizado. Al contrario, es la elaboración de un amplio estudio lleno de verdades lacerantes.  
   “La reducción de la pobreza – dice el analista - pasa por modificar la política macroeconómica, o si se quiere el modelo económico.  El objetivo debe ser contar con un marco macroeconómico estable pero, a la vez, con una estructura de incentivos que promueva el crecimiento, con claros objetivos redistributivos de carácter progresivo. Esto significa revisar las políticas monetarias, de tipo de cambio, tributaria y fiscal, de gasto público social, de salarios y de la de regulación de precios y tarifas. No plantearse este cambio en las políticas significa seguir consagrando la enorme pérdida de poder adquisitivo ocurrida y la pérdida de bienestar de las familias, manteniéndolas en su condición de pobreza de manera permanente”. (18)

     En fin, así son los grandes maestros que nos invitan a reflexionar sobre temas tan antiguos como el Perú. Es que releer no es una tarea fácil y más aún cuando el deber moral de todo intelectual, es contribuir con el debate acerca de la educación peruana. Cuánto se hubiera construido si los burócratas del ministerio de Educación lo hubieran dejado trabajar a José Portugal Catacora. Sin embargo, tuvo el coraje de sobreponerse a un desencanto y luego volver a pensar en el Perú. Aunque muchos conceptos educativos ahora han cambiado y hay otro lenguaje como conquistas pedagógicas, José Portugal Catacora después de haberse retirado a su casa, siguió trabajando y pensando en la grandeza del Perú.        

 NOTAS

1.- José Portugal Catacora. José Luis Ayala. Ver Diario Los Andes de Puno, 31 de enero del 2011.
2.- José Portugal Catacora. Estrategia para guiar el aprendizaje. Textos universitarios, pp, 11. Editorial Universo. 1981, Lima.   
3.- José Portugal Catacora. Estrategia para guiar el aprendizaje. Textos universitarios, pp, 13. Editorial Universo. 1981, Lima.   
4.- José Portugal Catacora. Estrategia para guiar el aprendizaje. Textos universitarios, pp, 16. Editorial Universo. 1981, Lima. 5.- José Matos Mar, un celebrado antropólogo que nació en Coracora, Ayacucho. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y luego en la Universidad de París. Fue fundador y director del Instituto de Estudios Peruanos, asesor de UNICEF en México para formular estrategias de combate a la pobreza (1995-1997) y consultor del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH) en México (1999-2003). 6.- Desborde popular y crisis del Estado. Veinte años después (Fondo Editorial del Congreso de la República, Lima 2004). Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en la década de 1980 (IEP, Lima, 1984)
7.- José Portugal Catacora. Estrategia para guiar el aprendizaje. Textos universitarios, pp, 24. Editorial Universo. 1981, Lima.   
8.- Pablo Macera. Conversaciones con Basadre. Masca azul editores. Talleres de Industrial Gráfica, pp., 129. 1979. Lima.
9.- Patria se refiere a la tierra natal o adoptiva a la que una persona se siente ligada por vínculos de diversa índole, como afectivos, culturales o históricos o lugar donde se nace. Es también la tierra natal de los padres de una persona, a la cual se siente ligado afectivamente sin necesariamente haber nacido en ella. El significado suele estar unido a connotaciones políticas o ideológicas, y por ello es objeto de diversas interpretaciones así como de uso propagandístico. Fuente: Sistema de Internet. 
10.- José Portugal Catacora. Estrategia para guiar el aprendizaje. Textos universitarios, pp, 13. Editorial Universo. 1981, Lima.   
11.- Pablo Macera. Conversaciones con Basadre. Masca azul editores. Talleres de Industrial Gráfica, pp., 137. 1979. Lima.
12.- Alberto Flores Galindo. Obras completas IV. La utopía andina. Esperanza y proyecto, pp, 215. Asociación gráfica educativa. 1966. Lima.   
13.- Alberto Flores Galindo. Obras completas IV. Vivir en el Perú. Esperanza y proyecto, pp, 201. Asociación gráfica educativa. 1966. Lima.   
14.- Alberto Flores Galindo. Obras completas IV. Vivir en el Perú. Esperanza y proyecto, pp, 201. Asociación gráfica educativa. 1966. Lima.     
15.- Luis Guillermo Lumbreras. Esbozo de una crítica de la razón colonial. En En qué momento se jodió el Perú, pp, 19. Editorial Milla Batres. 1990. Lima.      
16.- Alberto Ruiz Eldregge. El Perú espera. En En qué momento se jodió el Perú, pp, 163. Editorial Milla Batres. 1990. Lima.
17.- José Carlos Mariátegui. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, El proceso de la instrucción pública., pp, 86. Biblioteca Amauta. Obras completas de José Carlos Mariátegui.       
18.- Francisco Verdera V. La pobreza en el Perú. Un análisis de las causas y de las políticas para enfrentarla, pp. 288. Instituto de Estudios Peruanos.. Tarea Asociación Gráfica educativa. 2007. Lima

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